Desde ese momento Tassha dedico todo su tiempo para lograr
conseguir la beca, se inscribió en un curso superintensivo de Chino y pasaba más
de doce horas en la universidad, adelantando temas y estudiando para cada
practica o examen.
Giaccomo la veía tan preocupada por sus notas, que siempre
intentaba ayudarla en todo lo que pudiera, pero aún no estaba enterado de los
planes de Tassha. Sin proponérselo, con el tiempo se fue enamorando de ella, de
esa sonrisa enorme que siempre le dedicaba cuando lo veía, de sus ojos cafés
que siempre lo hipnotizaban como un tonto a sus pies, de su manera de ser tan espontánea
y divertida. Giaccomo estaba enamorado hasta los huesos pero no quería que
Tassha se alejara de él, no quería perderla, y por eso calló, durante mucho
tiempo oculto ese sentimiento que crecía cada día más.
Fue una tarde de Mayo, cuando los parciales estaban a la
vuelta de la esquina que Giaccomo lo supo todo. Caminaba hacia la cafetería
mientras leía una lectura para historia, desconcentrado de quien pasaba a su
alrededor, cuando escucho una conversación.
-¡No sabes la última!- le decía una chica menuda de estatura
media y voz amable, que conversaba con otra chica mucho más delgada que ella y
de menor estatura.
-¿Qué paso? ¡Cuéntame Brunela!- respondía su compañera
mientras se detenía.
-Tassha se va a China, ¡nuestra Tassha se va!- Grito la que
ahora sabia se llamaba Brunela.
La otra muchacha se quedó estática mientras su amiga
intentaba hacerla reaccionar.
-¡Nayla, di algo!-
Giaccomo se alejó rápidamente, había visto a ambas chicas y
sabía que eran amigas de Tassha, no había nadie más que conociera con ese
nombre. Cuando asimilo lo que había escuchado, su mundo se vino abajo, ella se
iría y no se había dignado a contarle nada, no había pensado ni un poco en él,
había tomado una decisión sin saber cuánto lo lastimaba. Y aunque sabía que
Tassha no tenía la culpa, pues no conocía sus sentimiento, la culpaba por lo
que estaba sintiendo y en su mente solo podía pensar que a ella, él no le
importaba.
Pero Tassha no estaba enterada de nada de lo que pasaba,
para ella el mundo seguía igual y nadie más que Brunela sabia de su plan de
viajar a China. Los parciales pasaron tranquilos para ella, que había estudiado
hasta el cansancio y sin pensarlo el fin de ciclo se acercaba. Pero a Tassha la
tenía muy preocupada la nueva actitud de Giaccomo, cada vez más frio, más
distante, como si la culpara de algo; pero no se le ocurría que podía haber
hecho para que su amigo se comportara de tal manera.
Los días y semanas pasaron rápido, los finales fueron
favorables para Tassha, que consiguió el tercer puesto en su facultad, lo que
la hizo muy feliz.
Con el mes de Agosto llego el nuevo inicio de clases,
segundo ciclo para Tassha, y también las pruebas para la beca. Su solicitud
estaba llena y en poco tiempo había completado el nivel básico en chino. Había más
de veinte postulantes el día de la entrevista y solo cinco vacantes, Tassha
comenzaba a ver como su sueño se alejaba. Paso la entrevista sin problemas, le
hicieron preguntas en inglés y algunas más simples en Chino, tuvo que
argumentar porque se creía merecedora de la beca y cuál era su objetivo al ir a
China; luego pasaron a los exámenes escritos, donde tuvo que responder
preguntas tanto psicológicas como de idiomas; finalmente los postulantes
acabaron el proceso y se les informo que los resultados serían publicados en una
semana.
Tassha estaba nerviosa, comenzaba a pensar que había estado
mal en el psicológico, ¿y si no la aprobaban por ser una psicópata en potencia?
Vio como Giaccomo pasaba frente a ella y lo saludo con una sonrisa nerviosa,
pero él siguió de frente, apenas y dirigiéndole un saludo con la mirada. A
Tassha le dolía su indiferencia, era su amigo y aun así la trataba como una
simple chica que te encuentras y saludas por simple compromiso.
Pero lo que Tassha no sabía era que Giaccomo estaba más
pendiente de lo que hacía, de lo que podría imaginar, la había seguido hasta la
oficina de Intercambios para encontrar en su dulce rostro alguna señal sobre el
resultado. Pero cuando la vio solo puedo dirigirle la mirada, sabía que si
hablaba con ella, toda su máscara de indiferencia se vendría abajo.
Los resultados salían a las seis de la mañana y Tassha no
podía cerrar los ojos, los nervios no la dejaban dormir pensando en cuál sería
la respuesta. Llamo a Alejandra, su amiga de toda la vida, para calmarse un
poco, hablaron casi hasta el amanecer cuando Ale ya no pudo aguantar más el
sueño y se quedo dormía mientras hablaban. Faltaba una hora. Los resultados ya
estaban listos pero recién a las seis los postulantes serían capaces de verlos.
Cuando Tassha volvió a despertarse no sabía ni qué hora era,
se había quedado dormida encima de la laptop,
cuando vio la pantalla era casi mediodía, nadie la había despertado. Entro
inmediatamente a la página de Intercambios y vio la lista de alumnos aceptados,
y ahí estaba, tercera en la lista su nombre con el destino al lado: Universidad
de Shanghái.
Su sueño hecho realidad, viajaría a China durante todo un
año, sentía que podía explotar de felicidad. Sin saber que hacer llamo a
Alejandra para contarle, y ambos gritaron por el teléfono mientras reían sin
parar, cuando termino de hablar con Ale entro a Skype, necesitaba contárselo a
sus amigas.
Hizo una video llamada con sus amigas: Diana, Brunela y
Nayla. Pantalla del Skype cargaba lentamente y luego de unos segundos
aparecieron sus rostros en la pantalla.
-¡Esqueleto! Entre, entre- gritaba Tassha dirigiéndose a
Nayla, que la miraba con su clásica cara de amargada pero no podía controlar la
risa y la felicidad por su amiga.
-¡Chicas entre! Tenemos que encontrarnos hoy mismo- insistió Tassha en medio de las
felicitaciones de sus amigas. Después de coordinar la hora y donde verse,
Tassha se despidió diciendo que debía avisar a su familia de la gran noticia.
Corrió apresuradamente al trabajo de su mama para contarle
todo, y ahí se encontró con su tía a la que también le conto lo noticia, se lo
iba diciendo a cada persona que encontraba en el camino, sin poder contenerse.
Pero mientras Tassha celebraba otra persona sufría por la
noticia, Giaccomo. Él también había esperado toda la noche que los resultados
fueran publicados pero con la secreta esperanza que el nombre de ella no
estuviera ahí. Pero cuando a las seis en punto se pudo ingresar a la página sintió
como el alma se le caía a los pies, la perdería para siempre. Ella se iría y
durante un año no estaría a su lado, y Giaccomo solo podía imaginar que se iría
se enamoraría y no volvería jamás.
Y así mientras Tassha celebraba en un bar con sus amigas su
gran viaje, Giaccomo ahogaba sus penas con un trago en el mismo lugar sin saber
que la protagonista de su desdicha estaba más cerca de lo que pensaba.
Pero el destino siempre acierta en lo que hace y horas después
cuando las amigas de Tassha se fueron y
ella esperaba un taxi para ir a su casa, que lo vio en la barra. Se acercó
pensando que podría contarle lo del viaje y que él la felicitaría pero el
resultado no fue el que espero, el salió corriendo como si hubiera recibido una
bofetada en el rostro. Tassha salió detrás de él y lo alcanzo cuando estaba
doblando la esquina, como era tarde no había casi nadie en la calle.
-¡¿Qué te sucede?!- pregunto Tassha mientras lo detenía por
el brazo –Dime que te pasa.
Giaccomo no le hablaba, ni siquiera la miraba solo observaba
el cielo con los ojos rojos aguantando las ganas de llorar.
-No me pasa nada, no sé de qué hablas- respondió después de
unos minutos cuando pudo controlar nuevamente su voz
-¿Como que nada?- se amargo Tassha- Hace meses que no me hablas,
que te la pasas ignorándome, eres mi amigo y no se qué he hecho para merecer
esto.
-Nada, tú no has hecho nada, todo es culpa mía- le respondió
ya cansado de ocultar todo lo que sentía- Es mi culpa por enamorarme de ti,
sabiendo que tú no me corresponderías.
-Yo… yo no sé qué decir- respondió Tassha, que empezaba a
asimilar lo dicho por su amigo, en que momento se enamoró de ella, jamás se dio
cuenta.
-No digas nada, eres mi amiga y siempre lo serás, pero ahora
que te vas lo último que quiero es perder tu amistad- murmuro Giaccomo mientras la abrazaba.
Ella respondió su abrazo y le dio un beso en la mejilla para
después decirle – Yo te quiero Giaccomo, pero lo que siento por ti no es
suficiente para empezar algo entre nosotros-
Giaccomo sonrió, en el fondo quería ser egoísta y rogarle
porque se quedara, pero la quería lo suficiente como para querer su felicidad
primero. La abrazo aún más fuerte y le dio un beso en la frente.
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